miércoles, 28 de marzo de 2018

Postal de olvido de Verónica Aranda


Conocí a Verónica Aranda en Centrifugados. Cosas de la literatura. Nos intercambiamos libros. Cosas de los libros. 

Leí su Postal de olvido. Le dije, tengo querencia por los libros de viajes-poemas o mejor dicho los que no son ninguna de las dos cosas y no tienes otra categoría donde encajen mejor. Ella estará conmigo en esto

Estos son los lugares desde donde Verónica envío sus postales. 


No le quise preguntar por sus viajes. Cosas de la discreción y la literatura.

Le construí ocho poemas tomando versos de sus poemas-postales.








en una plaza donde hay flamboyanes
donde los cinamomos
reconstruyo esta historia colectiva
en donde da comienzo el desamor

el tiempo acribillado del dolor
con la impaciencia propia del que llega
me llevaba hacia ti, bajo el cobijo
el amor, descansando en una plaza







que me conformaría con dejar
un incendio de olivos
tras los cerezos
que tienen los comienzos del amor

tu cuerpo es la extrañeza de las islas
que nos deja la espera intrascendente
poco antes de la lluvia
un deseo imperante de escribir







me hubiera recluido en ese estado
con que afrontar exilios, la bahía
desaliñada y ronca, la canción de vencidos
entre la arcilla de lo pasajero

se acercaba el final y lo asumía
teniendo en cuenta que llegué del Sur
observo los residuos
en donde recitábamos poesía







allá donde la muerte
en el tiempo fragante del almizcle
donde empieza el desierto
sin ninguna textura de regreso

medidas en la ausencia
un nombre de mujer sino de calle
sin indagar el rumbo
no dudes en los cruces de caminos