domingo, 4 de marzo de 2018

Leyendo a Wagensberg

Murió Jorge Wagensberg.



Lo recordaré hablando con mi hija a la que animaba a la conquista del conocimiento. El maestro con su famosa vivaz mirada de ojos azules.

Allí estuvimos mi hija y yo estuvimos juntos, en la emoción de oírlo.

Jorge Wagensberg, entre otros muchos maravillosos libros, escribió: IDEAS PARA LA IMAGINACIÓN IMPURA.



Yo escribí por su culpa: LEYENDO A WAGENSBERG, POEMAS PARA LA IMAGINACIÓN IMPURA.

Hoy me permito anotar el último poema de mi libro en homenaje a él:

Frente a las hormigas
a Wagensberg le palpita el corazón.

Desearía tener treinta millones de años menos
y un paraguas.

O mejor un disolvente de diseño
que no afectara ni siquiera
un rastro de feromonas.

O más que sea un palito,
un delgado palito,
para salvar a media docena de ellas
de una gota de resina de Himenea
que las mantiene atrapadas
un minuto antes de que cayera
encima
la siguiente
gota.

¿Cambiaría su sala del museo
por estar allí?