Lo recordaré hablando con mi hija a la que animaba a la conquista del conocimiento. El maestro con su famosa vivaz mirada de ojos azules.
Allí estuvimos mi hija y yo estuvimos juntos, en la emoción de oírlo.
Jorge Wagensberg, entre otros muchos maravillosos libros, escribió: IDEAS PARA LA IMAGINACIÓN IMPURA.
Yo escribí por su culpa: LEYENDO A WAGENSBERG, POEMAS PARA LA IMAGINACIÓN IMPURA.
Hoy me permito anotar el último poema de mi libro en homenaje a él:
Frente a las hormigas a Wagensberg le palpita el corazón. Desearía tener treinta millones de años menos y un paraguas. O mejor un disolvente de diseño que no afectara ni siquiera un rastro de feromonas. O más que sea un palito, un delgado palito, para salvar a media docena de ellas de una gota de resina de Himenea que las mantiene atrapadas un minuto antes de que cayera encima la siguiente gota. ¿Cambiaría su sala del museo por estar allí? |