sábado, 2 de marzo de 2013

Viendo con la mirada de Luis



Bajo el amparo de los arcos de media punta del convento,
el observador de las formas desplegaba sus papeles
con amable paciencia.

Marcó las líneas que conocía de antaño,
de los tiempos de los guerreros que vencieron sobre las tierras.
Bajo su mirada, las vimos crecer bajo triángulos, esferas y elipses.

Lo que habíamos ignorado se iluminó,
lo que nos era insustancial resonó armonioso,
lo que quisimos desconocer se incorporó ante nosotros.

El observador de las formas hacía de lo simple valor,
de lo complejo comprensión,
de lo laborioso afán.

Si era necesario te mostraba el alfabeto de los signos,
trazaba los signos del sol sobre las esferas de los hombres,
tejía las esferas del tiempo entre los encajes de las artesanas,
y los calados de la luz en los huecos de nuestros muros.

Así aprendemos aquí.
Gracias a que,
allí donde otros miraron y no vieron,
aquí un hombre miró y vio.
"Sitúese frente a la ventana redonda que hay en la fachada de la iglesia de Santo Domingo. A la altura de la escultura de José Abad se ve claramente que tiene su marco circular. Ahora debe acercarse a la pared mirando la ventana y podrá comprobar cómo el marco circular se transforma en una elipse que varía la excentricidad conforme se acerca a dicha pared de manera tal que si la mira desde la propia pared entonces sólo ve un segmento. El círculo tiene una excentricidad igual a 0. Cuándo se va deformando en elipse, entonces la excentricidad va aumentando y toma el valor 1 al convertirse en un segmento."
Luis Balbuena Castellano de la "Guía matemática de San Cristóbal de La Laguna"