sábado, 8 de octubre de 2011

Cierta incierta lente 020



Creíase la rosa rosa. Se aromaba a si misma y, por tanto, rosa no se cabía dentro. Se coloreaba y se perfumaba a la vista del mundo, ya sin desenlace. Se recibía y se dejaba mirar como si de una rosa, como tal era, se tratara. Veíase del mundo el centro . Por ello, de tanta aversión ajena se cercó y tanto miedo propio se procuro, que olvidó que por rosa sólo se tenía y pasó el saldo de sus días de rosa, triste y rosa.