sábado, 23 de octubre de 2010

Buscando nombre a nuestra casa



Ante mi
vislumbrado el silencio
la protección que te diste
ante la muerte
la misma muerte
colocándote una moneda en la boca

Te fuiste
ni lo visto creí
ni lo uno por inevitable
ni lo otro por imposible
no era necesario
no era la contingencia precisa
no tu silencio
fuera de lugar

Abandonada la guadaña
me preguntó me ofreció
el dolor de verte así
cosa que rechacé
no sin antes consultártelo
con una mirada
tomaron su oficio
y sus aperos
para llevarte con ellos

Gracia y gloria
llorando
atragantando la desdicha
que guardo como un tesoro
tu venganza y mi vergüenza
convertido en guardián
mudo
testigo
y silencio